Sunday 20 July 2014

PRIDE AND FREEDOM IN LONDON



I recently attended a performance of Titus Andronicus at the Globe Theatre in London as part of the social programme we had organized for the European partners of the Remembering Yesterday Caring Today Training project who attended the symposium. 



This is one of Shakespeare’s bloodiest productions. It narrates a series of barbaric events that culminate in a banquet where a woman is tricked into eating a pie made with her own sons’ flesh. Rape, mutilation, physical and psychological torture and murder are offered to the spectators in such a stark way that it makes some people feel physically sick. 

I had been warned about the negative reviews this production had received because of its sensationalistic use of violence, an attempt to make a Tarantino-like version of Shakespeare. Actually, there wasn’t so much blood – it was theatre after all. What really shocked me was a scene when a girl is found in the woods by her uncle after having been savagely raped, tortured and maimed. It wasn’t what you could actually see, but the look of madness in the young woman’s face. This reminded me of a performance of the ‘Vagina Monologues’ I saw a few years ago in which one of the actresses reflects on the fate of the thousands of women who were systematically raped during the Bosnian-Serbian war of the 1990s.

Later on in the play, the girl’s father asks the emperor if a parent should kill a daughter that has been raped. The emperor answers that he should, so he murders her in order to save his honour. It’s chilling to think about how often I have heard the same story in the news in the last few years. 

Has humanity changed so little? Yesterday I was in the underground station and I read an announcement of Amnesty International asking people to sign a petition to save a teenage boy from being hanged. His crime? Being gay. 





Fortunately, there are moments when you can see a silver lining in such a bleak panorama. On the same day I attended the performance of Titus Andronicus, I was walking up Whitehall with a group of people who had come to London from all over Europe. When we reached the monument that commemorates the fallen in the wars, we came across a parade of members of the three services of the armed forces. 



As soon as this celebration finished, members of the police moved some fences and the floats of the Pride in London parade took over. In seconds, the sound of the army boots were substituted by the songs of Gloria Gaynor and other divas and the choreographies of topless muscular men and drag queens followed the same route that had been covered by the army march a few minutes before. 


This is one of the things I love about this city, the rich mixture of ways of living and the opportunity to express yourself and live the life of your choice. 


I leave you with the photos Lorenzo took during in Pride in London celebration in Trafalgar Square, one of my favourite places in London.

Lorenzo takes a break from photography in Trafalgar Square

















I just caught the London eye celebrating Gay Pride with my mobile

Photography: Lorenzo Hernandez                                                                                      www.photolorenzohernandez.com



3 comments:

  1. Traduccion al español:
    ORGULLO Y LIBERTAD EN LONDRES
    Hace poco asistí a una representación de Tito Andrónico en el teatro Globe de Londres, una de las actividades organizadas para los socios europeos del proyecto “Recordando el pasado, cuidando el presente” que participaron en el simposio del que os hablé la semana pasada.
    Se trata de una de las obras más sangrientas de Shakespeare, la cual narra una serie de bárbaros acontecimientos que culminan con un banquete en el que a una mujer se le ofrece un plato elaborado con la carne de sus propios hijos. Las escenas de violación, mutilación, tortura física y psicológica y asesinato son tan gráficas que algunos espectadores llegan a marearse.
    Me habían advertido acerca de las críticas negativas que esta producción había recibido por su uso sensacionalista de la violencia, un intento de hacer una versión tarantinesca de Shakespeare. En realidad, no había tanta sangre; en el fondo, se trataba de una representación teatral. Lo que me impresionó realmente fue una escena en la que una chica es encontrada en el bosque después de haber sido salvajemente violada, torturada y mutilada. No era lo que se mostraba en realidad, sino la mirada llena de locura de la mujer, que me recordó una representación de “Los monólogos de la vagina” a la que asistí hace unos años en la que una de las actrices reflexionaba sobre el destino de la miles de mujeres que fueron violadas sistemáticamente durante la guerra Serbio-Bosnia de los años noventa.
    Más adelante en la obra, el padre de la chica pregunta al emperador si un padre debería matar a una hija que ha sido violada. El emperador responde que ese sería su deber y la chica es asesinada para salvar el honor de su padre.
    ¿Tan poco ha cambiado la humanidad? Ayer en el metro leí un anuncio de Amnistía Internacional pidiendo firmas para impedir que un joven adolescente fuera ahorcado. ¿Su crimen? Ser homosexual.
    Afortunadamente, hay momentos en los que se puede ver una luz al final del túnel. El mismo día que fui a ver Titus Andronicus me encontré paseando por Whitehall con un grupo de personas de toda Europa. Cuando llegamos al monumento que conmemora a los caídos en todas las guerras, nos encontramos con un desfile de miembros de los tres ejércitos conmemorando el inicio de la Primera Guerra Mundial. En cuanto terminó la celebración, la policía movió algunas vallas e inmediatamente las carrozas del desfile del orgullo gay de Londres entraron en escena. En pocos segundos, el sonido de las botas de los soldados fueron sustituidas por las canciones de Gloria Gaynor y otras divas, al tiempo que hombres musculosos con el torso desnudo y drag queens comenzaron a bailar siguiendo la misma ruta que el ejército había cubierto pocos minutos antes.
    Esta es una de las cosas que adoro en esta ciudad, la mezcla de modos de vida y la oportunidad de expresarte y vivir la vida que deseas.
    Os dejo con las fotos que Lorenzo hizo durante la celebración del Orgullo Gay que tuvo lugar en la plaza de Trafalgar, uno de mis lugares preferidos de esta ciudad.

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  2. What a wonderful post--and great images too. I love this meditation on history, violence, and what feels like progress. Here's hoping things continue to evolve! x

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  3. Rafael Abolafia1 August 2014 at 05:38

    Los textos clásicos se siguen poniendo en escena porque la sociedad contemporánea no ha resuelto todavía los conflictos que estas obras plantean. El miedo a la muerte, el sentido de la justicia, la venganza, el uso desmedido del poder, la relación con lo sobrehumano, el amor, el destierro o el exilio, nutren las obras de Shakespeare, también los textos helénicos, también nuestras vidas. Qué sentido tendría, más allá de un negocio lucrativo estéril, seguir representando los textos de Esquilo o Sófocles, si no es para seguir haciendo preguntas, que muchas veces seguirán sin respuesta. Es el contexto el que marca sin duda una reacción contundente en el espectador, y es cuando el teatro cobra más fuerza. Este arte de la ficción, en el que interpretar es vivir una situación imaginaria como si fuera verdad, nos pone con frecuencia delante de un espejo en el que no es tan fácil mirarse, pues en el reflejo encontramos nuestros miedos, vicios, secretos inconfesables. Hace años participé con una obra de Lorca en el festival internacional de teatro de Casablanca. Una compañía de Afganistán planteaba en escena una violación de una mujer por cuatro hombres que no llegaba a ser consumada ya que la actriz, el personaje que encarnaba, se rebelaba y los apuñalaba en defensa propia. Aquella escena causó un revuelo en todo el teatro. Algunos hombres abandonaron la sala interrumpiendo el devenir de la obra, se mostraban claramente ofendidos. Algunas mujeres, las más jóvenes, gritaban exaltadas y elogiaban a la actriz por su determinación. Pura catársis. Dónde acaba el teatro y empieza la realidad? Qué línea frágil en ocasiones los separa? Imagino que Shakespeare escribió su Tito Andrónico para que el público de ayer, de hoy, y el que viene, no quedaramos indiferentes ante nuestra propia crueldad, y sentados en el patio de butacas, delante de ese espejo que es el teatro, nos siguiéramos preguntando: qué personaje de esa función soy yo?

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